jueves, 22 de septiembre de 2011
Por eso voy a dejarlo todo
No queda nadie que me dé amor verdadero, de eso que no te deja respirar, que te impulsa a ofrecerle tu sangre sin pensar, alguien al que hallas en todo lo que haces, por quien eliges cada una de las palabras necesarias para enseñar a elaborar un guiso o un artículo o la lista de la compra, cualquier cosa que debas apuntar por más cotidiana que sea y en la que, al final, acabarás garabateando el nombre idolatrado, perfilando sus manos a la melodía que conformaba su risa, su tacto suavísimo o sus ojos glaucos.
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