viernes, 25 de febrero de 2011

Clap, clap.

He acabado con todo esto y necesito una semana de vacaciones o acabaré por suicidarme.
Sólo rezo porque estos últimos años no hallan sido más que un chiste, una broma pesada, porque me he ido pensando que el mal estaba allí, pero resulta que hay putadas para mi de sobra en todas partes, donde quiera que vaya. Resulta que la suerte me odia, la gente me odia.


Conmigo siempre es así, empieza mal y acaba peor.

2 comentarios:

  1. La suerte es cosa de chiquillos, lo que nosotros llamamos mala suerte es la envidia y la codicia de la gente que nos rodea y nos desea el mal sólo por obtener el bien para ellas mismas.Lo que hay que hacer es encarar esos actos y hacer ver que por muchos obstaculos que haya siempre seguiremos adelante ya que nos intentamos valer por nosotros mismos sin intentar hundir al que esta a nuestro lado.

    ResponderEliminar